En las democracias modernas, la corrupción sistémica opera dentro del estado de derecho para perpetuar el poder de una élite minoritaria, erosionando los principios democráticos y profundizando la desigualdad. Los problemas pasan por la emergencia de una industria de la integridad, y la operativización del concepto. Instrumentos como los Principios Básicos Universales de Buena Gobernanza del Comité Olímpico Internacional (COI), han intentado operativizar estos valores con resultados difusos de implementación.


La democratización del deporte no es un aumento del acceso a programas. Es un proceso transformador que busca garantizar que las organizaciones deportivas operen bajo estándares democráticos claros y verificables. Esta propuesta desafía las estructuras tradicionales de poder que, a menudo, excluyen a los actores clave y perpetúan desigualdades en la toma de decisiones.

Bajo esta idea, democratizar el deporte significa rediseñar las reglas del juego. Se trata de reconfigurar las estructuras de gobernanza y los procesos internos para garantizar que reflejen valores democráticos. Esto va desde la implementación de mecanismos de auditoría externa hasta el establecimiento de límites claros para los mandatos de miembros en directorios o Comités Ejecutivos.

La democracia es un sistema de gobierno basado en el principio de que el poder reside en el pueblo. Aunque el término proviene de las palabras griegas demos (pueblo) y kratos (poder o gobierno), su interpretación y aplicación han evolucionado significativamente a lo largo de la historia.

El concepto de democracia tiene sus orígenes en la antigua Grecia, particularmente en la Atenas del siglo V a. C. Allí, la democracia era directa: los ciudadanos (exceptuando mujeres, esclavos y extranjeros) participaban personalmente en la toma de decisiones políticas a través de la ekklesia, la asamblea popular (Held, 2006). Sin embargo, la democracia griega no estuvo exenta de críticas. Aristóteles la consideraba un sistema donde los intereses de la mayoría podían prevalecer injustamente sobre los de las minorías. Por su parte, Platón temía que degenerara en demagogia, donde los líderes manipulaban al pueblo para obtener poder personal.

Corrupción sistemática y democracia

En las democracias representativas liberales actuales, según Camila Vergara, existe una corrupción sistémica que conduce a la oligarquización del poder. Este fenómeno se produce cuando las estructuras y normas del sistema político, aunque formalmente operen dentro del estado de derecho, favorecen de manera constante a una élite minoritaria en detrimento de la mayoría. Este proceso perpetúa la desigualdad y socava los principios democráticos fundamentales (Vergara, 2020).

Vergara critica la visión tradicional que atribuye la corrupción a actores individuales deshonestos y sostiene que el problema es estructural: las instituciones están diseñadas de manera que incentivan la concentración del poder y la riqueza. Incluso los actores bien intencionados pueden verse atrapados en estas dinámicas oligárquicas al operar en un sistema que las perpetúa.

Manifestaciones contemporáneas

La democracia se materializa mediante la democracia participativa, representativa y deliberativa. Los Estados democráticos se caracterizan por tener mecanismos para garantizar participación, representación y deliberación. Dicho de otra manera, los ciudadanos deben tener el derecho de participar eligiendo a quienes los van a representar en instancias de gobierno nacional o subnacional, y manifestarse sobre las decisiones públicas que los afectan directa o indirectamente.

Aunque la democracia es considerada el sistema más inclusivo, su aplicación enfrenta serias críticas. Por ejemplo, Rusia se autodenomina una democracia, pero las restricciones severas a la oposición y control gubernamental sobre los medios, limitan la competitividad electoral (Freedom House, 2023). Venezuela tuvo elecciones recientes señaladas como ilegítimas por actores externos (International IDEA, 2022). Hungría experimenta una elevada concentración del poder ejecutivo, acompañada de restricciones a la libertad de prensa y a la sociedad civil (Boese, 2019).

Democratizar el deporte: más allá del acceso

Durante mucho tiempo, la democratización del deporte se ha asociado con la provisión de servicios deportivos en las ciudades, gestionados directamente por el Estado, de manera indirecta a través de asociaciones y clubes privados, o mediante esquemas mixtos que combinan esfuerzos públicos y privados. Si bien estas iniciativas aumentan el acceso, representan solo un segmento limitado de lo que realmente implica democratizar el deporte.

Una verdadera democratización exige transformar la forma en que se toman las decisiones. Esto implica introducir auditorías externas para supervisar las elecciones de los comités ejecutivos y establecer límites de tiempo y edad para los mandatos. Dichas acciones son esenciales para evitar la perpetuación del poder en pocas manos y promover una rotación que refleje la diversidad de intereses dentro de las organizaciones deportivas.

Los problemas de la democracia en el deporte

Los problemas pasan por la emergencia de una industria de la integridad que se ha consolidado en el deporte, y la operativización del concepto, que ha sido embebido con otros como integridad y transparencia, lo que complica un análisis adecuado y específico. Sobre la industria hay buenas referencias internacionales como las (Gardiner, 2016 Sampson, 2012 y Sam, 2022), o Latinoamericanas como las de (Hernández y Castillo, 2022).

Otras tecnologías anticorrupción como los Principios Básicos Universales de Buena Gobernanza del Comité Olímpico Internacional (COI), han intentado operativizar estos valores con resultados difusos en su implementación. Aunque útiles, estas tecnologías no logran resolver los serios problemas asociados con la concentración de poder y la censura de actores incómodos como atletas, periodistas o activistas. Ver análisis sobre la gobernanza del deporte de élite en Colombia.

Por ejemplo, los Principios del COI destacan la importancia de estructuras organizativas claras, procesos democráticos abiertos y mecanismos efectivos de rendición de cuentas. Sin embargo, implementar estas ideas en contextos nacionales y locales sigue siendo un desafío. Muchas organizaciones deportivas carecen de la capacidad o la voluntad para adoptar estas medidas de manera efectiva.

CategoríaEjemplos de las subcategorías
EstructurasTodas las organizaciones deportivas deberán incluir personas físicas o legales que constituyen y conforman la organización.
Marco regulatorioLos estatutos y reglas son públicos, claros y transparentes.
Directorios (Comités Ejecutivos)El tamaño del directorio (CE) deberá ser apropiado y consistente con el tamaño de la organización.
Rendición de cuentas y TransparenciaEl Comité Ejecutivo es responsable de sus acciones y le rinde cuentas a la Asamblea General.
Procesos democráticosTodos los miembros deberán tener acceso a información relevante (actas de reuniones, reportes, etc).
Votaciones y eleccionesTodos los miembros tienen derecho al voto de acuerdo con los estatutos y regulaciones.
Renovación de oficialesPromover nuevos candidatos estableciendo límites de tiempo (no más de 16 años en el rol) y de edad (no mayores de 75 años).
ApelacionesRespeto al debido proceso y la posibilidad de apelar ante el TAS.
Elaboración propia a partir del principio de gobernanza institucional.COI, 2022.

«Aunque útiles, estas tecnologías no logran resolver los serios problemas asociados con la concentración de poder y la censura de actores incómodos como atletas, periodistas o activistas»

El cuestionario desarrollado por la Asociación de Federaciones Internacionales Olímpicas de Verano (ASOIF) para evaluar la gobernanza de las Federaciones Internacionales es un ejemplo clave de un mecanismo robusto y consistente. La sección dedicada a la democracia tiene los siguientes ítems:

  1. Elección de líderes por la asamblea:
    El presidente y la mayoría de los miembros del Comité Ejecutivo deben ser elegidos mediante votación por la asamblea general.
  2. Reglas claras para campañas y propuestas:
    Las políticas deben garantizar que todos los interesados en el gobierno de la federación puedan hacer campaña y presentar propuestas de forma equitativa.
  3. Votaciones secretas con procedimientos claros:
    Las votaciones deben ser secretas y cumplir con protocolos definidos, aunque existe debate sobre si deberían ser públicas para mayor transparencia.
  4. Publicación de posiciones abiertas:
    Todas las posiciones disponibles en el Comité Ejecutivo y otros órganos deben ser publicadas con detalles claros, como descripción del puesto, criterios de selección y plazos.
  5. Reglas de elegibilidad para candidatos:
    Establecer y publicar criterios de elegibilidad claros, asegurando la debida diligencia para evaluar a los postulantes.
  6. Límites de tiempo y edad para oficiales electos:
    Implementar restricciones que eviten la perpetuación en el cargo, como límites en el número de mandatos y una edad máxima para los oficiales.
  7. Representación de stakeholders clave:
    Incluir a los principales grupos de interés, como atletas, entrenadores y representantes de clubes, en los órganos de gobierno.
  8. Adopción de la declaración de los Atletas del COI:
    Incorporar las recomendaciones y principios establecidos en la declaración de los Atletas del Comité Olímpico Internacional.
  9. Apoyo a la gobernanza de afiliados:
    Proveer herramientas y asistencia técnica para que las federaciones o asociaciones afiliadas mejoren sus prácticas de gobernanza.
  10. Monitoreo de asociaciones afiliadas:
    Supervisar el cumplimiento de estatutos, códigos y regulaciones por parte de los clubes y asociaciones afiliadas.
  11. Equidad en las asambleas generales:
    Asegurar que todos los miembros tengan igualdad de oportunidades para participar y votar en las decisiones de la asamblea.
  12. Explicación de las decisiones en estatutos y normas:
    Los estatutos y regulaciones deben incluir justificaciones detalladas de las decisiones tomadas en cada nivel organizativo.

Estas categorías no solo establecen un estándar internacional, sino que también podrían  adaptarse a contextos locales para mejorar la gobernanza en clubes, asociaciones y federaciones nacionales.

Democratizar el deporte es posible, pero requiere de voluntad política, capacidad técnica, e independencia de los actores que acompañan la implementación. La adopción de mecanismos como el cuestionario de ASOIF, junto con la implementación de auditorías externas y procesos de rendición de cuentas, son pasos esenciales para garantizar transparencia y la participación en el gobierno de las organizaciones.

Una verdadera democratización tampoco se limita a las estructuras. También exige un compromiso cultural para redefinir cómo se perciben y practican los valores democráticos en el deporte. Al hacerlo, el deporte no solo se convierte en un espacio más justo, sino también en un reflejo de las aspiraciones democráticas de las sociedades.

Por Editor E

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