Opinión

Creo que es ambas cosas. En los últimos años, la buena gobernanza ha surgido como una tendencia global, particularmente en Europa y América del Norte, donde tecnologías anticorrupción —desde herramientas estadísticas y mediciones de desempeño hasta conferencias y declaraciones internacionales— han ganado protagonismo. Estas regiones han liderado la institucionalización de sistemas de integridad y estándares de gobernanza, presentándolos como la solución definitiva a la corrupción en el deporte.

Sin embargo, para muchos en el Sur Global, la buena gobernanza sigue siendo más una tendencia que una necesidad. Con frecuencia recibimos estas tecnologías y marcos de forma acrítica, intentando replicar modelos diseñados para contextos distintos, sin abordar completamente los desafíos únicos que enfrentamos. Adaptar estos conceptos de gobernanza para que resuenen con las realidades locales es una lucha continua.

La buena gobernanza es tanto una tendencia como una necesidad. Aunque está dando forma al futuro a nivel global, su verdadero potencial solo se realizará cuando su implementación vaya más allá de la réplica de modelos, y aborde las necesidades específicas de cada región.

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